El «Ave de oro» es sin duda una de las especies más buscadas por los aficionados a la ornitología. Tan llamativa como esquiva, los machos resultan absolutamente inconfundibles, con el cuerpo totalmente emplumado en amarillo chillón y la alas de negro azabache.
Por su parte la hembra, más discreta, luce unos tonos suaves, con el pecho blanquecino y las alas entre gris y verde oliva. Casi idénticos son los ejemplares inmaduros, excepto por tener el pico y la zona de los ojos más oscuros.
Se la llama comúnmente Oropéndola europea, porque es en este continente donde cría en época estival, pero realmente pasa más de la mitad del año en África, incluido todo el invierno.
Tan llamativo como la imagen de la oropéndola es su canto; dulce, melodioso y potente, que termina de completar el pack de esta auténtica atracción viviente. Pero no todo lo que sale de su boca es dulce, pues emite también un reclamo áspero al estilo de los córvidos.
A pesar del tirón que tiene, su carácter tímido la hace huir de las cámaras y lo normal es verla fugazmente en vuelos rápidos y cortos de un árbol a otro para protegerse entre el follaje.
Fotografías tomadas durante los meses de verano (junio a septiembre) en el Valle de Lecrín (Granada)
Bonsai Genal 